domingo, 29 de diciembre de 2013

FELIZ AÑO NUEVO!

El año pasado por estas fechas escribí una carta despidiendo al 2012... Pero, siendo sincera, este 2013 ha sido tan penoso que no merece ni ser despedido. Al menos en lo que a mi respecta.
  Así que está vez he decidido pasarme para, por un lado, esperar que para vosotros haya sido mejor que el mío; y, por otro, desearos un feliz año nuevo a todos.
  Nos vemos prontito! Besines!!

miércoles, 25 de diciembre de 2013

¡Feliz Navidad!





  Hoy es el día especial para los más peques, mientras que anoche lo fue para los mayores (no sé vosotros, pero en mi casa la tradición es entregarse el regalo una vez pasada la medianoche). En estos tiempos difíciles, más que el regalo en sí, lo que realmente debemos agradecer es la intención. Puede que os suene rara, pero para mí no hay nada más gratificante que invertir mi tiempo en un obsequio y entregarlo, mucho más que la ilusión de abrir yo misma mis propios paquetes. 

  De pequeña me encantaba la sensación de romper el papel de regalo. Ahora, en cambio, me encanta envolver con él, aunque he de reconocer que soy una auténtica negada para eso. Sinceramente, admiro a las personas capaces de hacer un paquete perfectamente envuelto. 

  En resumidas cuentas, yo hoy venía a desearos un feliz día de Navidad, envuelta en mi mantita y con un café bien calentito en la mesa. Pasad un buen día en familia, y a tí, P., muchos besos, y espero que las próximas las pasemos juntos! 

  Besines! 


domingo, 22 de diciembre de 2013

Propósitos de Año Nuevo

  Bueno, ya me tenéis una vez más aquí. En primer lugar, debo agradecer a Hed ese Conociendo Blogs tan bonito, cuqui y sacalagrimillas que me ha dedicado. Pongo mi mano derecha sobre mi corazón y prometo como mínimo conseguir sonrojarte cuando realice el tuyo. (Podéis pensar que tenemos favoritismos y enchufe, y que no es justo, y que patatín y patatán... Pero, oye, sería de tontos no promocionar nuestros propios blogs...). 

  En segundo lugar, y como a vosotros también os quiero mucho (aunque no deis una mísera señal de vida... ¬¬) os traigo unas vistas muy bonitas de la Alhambra y parte de Granada que saqué la otra tarde desde uno de los miradores. (Sinceramente, si creéis que son mínimamente decentes, es pura casualidad). 

lunes, 16 de diciembre de 2013

A vosotros no os importa, pero os lo cuento igual...

  

  Sí, como leéis, hace cosa de unos meses descubrí todo lo que tiene que ver con el mundo craft, handmade y DYN. 

  A ver, que tampoco es que naciera ayer, que sé que las manualidades no son invento del siglo XXI. Dejadme, que yo os explico...

  Mi familia se ha caracterizado por ser siempre muy manitas. Desde mi abuelo, que allá en sus años arreglara los motores de los coches del cortijo con alambre y clavos (verídico); pasando por mi madre, para la cual nada está lo suficientemente roto; mi hermano, que ha tenido sus pinitos en el tratado de del cuero y la madera; y mi padre, el único hombre de todo el AMPA capaz de utilizar una máquina de coser para fabricar las cortinas de las actuaciones de fin de año. En fin, que en mi casa, o usas las manos para algo más que tocarte la punta de la nariz, o aprende a usarlas.

  Desde muy tempranita edad, allá a mis siete u ocho años (que no es que yo me acuerde, que es lo que me dijo mi madre), de ver a doña Isabel elaborar una bufanda para vete a saber tú quien, pues me dio por preguntarle que cómo se hacía aquello. Total, que desde aquel día, todos los años, en cuanto comienza a asomar mínimamente el frío, me da la "fiebre lanera" (y pobre del que esté junto a mí, porque me vuelvo monotemática).

domingo, 24 de noviembre de 2013

¡Como Graná, no hay ná!

  Mis pequeños bloggeriles, hace poco más de una semana que mi pequeñín cumplió un añito (os puedo decir que sopló las velas del pastel muy animado). Como por aquel día no estaba yo muy por la labor de celebrar nada, ya que, como para todos los aniversarios, me pilla siempre el toro, decidí esperar un poquito, ya que esa misma semana me iba a hacer turismo por mi ciudad. (Para los que os preguntéis que dónde demonios vivo, sólo puedo decir que como Graná no hay ná!). 

  En toco caso, aquel domingo, nos juntamos las mismas tres de siempre (Marién, Melania y servidora) y nos fuimos, como no, a visitar la Alhambra, que para algo los domingos la tenemos gratis ;).  Creo que sobra deciros que fue un día de lo más entretenido, a la par de agotador. Imaginad si no terminé rendida que al final del día terminé confundiendo a una de las palomas del Generalife con uno de los típicos gatos que lo suelen rondar. (Eso sí, no penséis que yo fui la única que soltó lindezas tipo: "Mira, ¡un gato! Ah, no, que es una paloma" que mis dos compañeras también hicieron de las suyas frente a los turistas japoneses).

  En resumidas cuentas, fue un gran día, así que pensé que no estaría de más compartir, y por qué no decir, también presumir, mi ciudad con todos vosotros, ya que por falta de fotografías no será. Bueno, también sé que la Alhambra es el monumento más conocido de Granada, y que la tendréis más que vista (yo que vosotros no me quejaba, que en mis casi 22 años de vida ya le he hecho al menos 18 visitas) pero no os preocupéis, poco a poco os iré trayendo más cositas de esta ciudad. Que aquí no todo se resume a la fortaleza roja.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Me aburrí.



  Últimamente he oído mucho sobre mí que menuda envidia les doy por poder superar los malos tragos en, simplemente, medio día.  A ver, no sé cómo decirlo... No es que supere las cosas en sólo medio día, es solo que me aburro. Me aburro de llorar por algo que no tiene solución. No debería darle envidia a nadie, cuando soy tan sumamente dejada que hasta me acaso de llorar por las desgracias.

  Una mañana me desperté y la realidad me hizo la jugarreta de pegarme una hostia de narices. El caso es que, en un mismo día pasé de estar destrozada por ver que mi supuesto futuro se caía a pedazos a, cuando llegó la tarde, estar pensando en cualquier cosa que podría hacer, buscando cualquier otra vía de escape. Yo misma me implanté la idea de que, tal vez, un cambio de aires me sentase bien. Pero simplemente fue porque me aburrí de estar pensando en lo mismo, y no porque tenga el don de superar las cosas con un chasquido de dedos. Es más, aún cuando pienso detenidamente en lo ocurrido, una pequeña punzadita me atormenta. 

  Siendo sincera, voy a estar toda mi vida arrepintiéndome de lo ocurrido, pero... ¡joder! No puedo estar todos los minutos de un mismo día pensando solamente en una misma cosa. ¡Eso es demasiado aburrido!

  Prefiero esta continua búsqueda. Oye, que es más entretenido. ¿Sabéis la de cosas que he aprendido en sólo una semana?

  Los problemas sólo son problemas si nosotros los vemos como tales.






domingo, 20 de octubre de 2013

Dolly & Molly

  Pezqueñuelos, pezqueñuelas, hoy os traigo una sorpresita. Sé que no me he dejado ver mucho por aquí, pero es que estaba terminando de preparar a Dolly & Molly  para presentároslas. De echo, esa es mi sorpresa: me he pasado a las manualidades, y, como primer encargo, han surgido estas dos preciosidades (mi primera venta!! Yuju!!!)

Pasa el ratón sobre la imagen, que verás que molón.
  También, he de reconoceros, mi poca aparición por estos lares se debe a que estoy preparando otro blog (sí, otro, que me tengo que meter en camisas de once varas...). Y eso se debe a que me voy a volver empresaria, que por muy bonito que quede dicho, no es más que un blog donde colgaré mis bichejos en venta. Los que tengáis abierta vuestras propias páginas sabéis de sobra que requieren tiempo para prepararse, pues ya imaginaos cómo es cuando encima debes organizarte para que sirva como "tienda" (si alguien quiere darme algunos consejillos, son bien recibidos eeehhh).

  Bueno, como siempre, yo me ando por las ramas y no hablo de lo que tengo que hablar... Con Dolly & Molly se abre por fin la nueva sección de #ZonaPeluche, y dentro de poco (espero) las podréis obtener mediante compra. Por el momento, os dejo con la mini sesión de fotos que les hice a las estrellas: 




    

    PD: En un futuro prometo mejores fotografías. Que me he apuntado a un taller y todo :)

 PD2: Este mes ESTAMOS DE CUMPLE!!! Mi pequeño bebé cibernético cumple un añito. Estoy pensando en tener algún Blogdetallito con él... A ver qué se me ocurre. 

  PD3: Recordad que podéis encontrarme en Twitter como @otilia_XD y en Instagram como @otilia_xd (que viene a ser lo mismo). Besines bloggeriles y hasta la próxima entrada!!!

martes, 15 de octubre de 2013

Creatividad llama a creatividad.

  Mi madre siempre dice que, por desgracia para nosotros, el dinero siempre llama al dinero. El hecho de que las arcas familiares siempre estén vacías hace que los cuartos nos duren un suspiro, según esa regla sacada del postureo popular. 

Por mi parte, creo que lo mismo ocurre con la creatividad. Cuando te encuentras creativo e inviertes esa creatividad en algo, al acabar, siempre habrá alguna otra cosa que te apetezca hacer, y de esa forma, de la creatividad, habrá surgido más creatividad. Podríamos decir que se trata de un virus benigno (y entremos en paradoja). Y es a mí, que cuando acabo de escribir, me motivo, me subo y me crezco y se me ocurren mil tonterías más para decir.  Eso sí, a mi la creatividad me dura un flash, ya que al rato empiezo a perder el fuelle y se me escapan las ideas por el agujero negro ese que tengo tras la oreja derecha. Por otro lado he de decir que el rato en el que estoy en mi pompa, subida en lo alto de una torre, disfrutando de las vistas que mi propia mente me ofrece, no quiero ni consiento que nadie me moleste. Creatividad y yo hemos de estar solas, somos amantes caprichosas y preferimos llevar lo nuestro sin ojos que nos observen. 
  Y es que te observen, que te hablen, que te toquen mientras estás haciendo algo que merece tu plena atención es la cosa más jodemomentos que puede haber en el mundo. Ya tiene que ser plena mi confianza para dejar a alguien estar junto a mí cuando estoy haciendo esto. 

  Podéis llamarme rara en ese aspecto, pero no podéis quitarme la razón en que, para que algo salga bien, debe estar uno cómodo y, si encima es algo que gusta, se debe de estar  el doble de cómodo. 

  Tras esto, os dejo que me expongáis vuestras propias conclusiones acerca de la creatividad, cómo la lleváis cada uno (que luego me encuentro el tablón de los comentarios más vacío que la una, pero vamos, que por lanzar el anzuelo que no quede), y mientras voy a hacer caso a mi madre y a dejar unos centimillos en la hucha, que no viene mal que en estos tiempos tan poco laboriosos, el dinero llame al dinero. 

Besines bloggeriles! ;)





lunes, 7 de octubre de 2013

Contigo. Quiero ser lo que nunca he sido.


Noticias, noticitas, noticiones.

  Muy buenas, bloggeriles. Os preguntaréis que qué está pasando últimamente con este blog, a qué viene tanta cartita y qué ha pasado con los post enrolla persianas de antaño. Veréis, os explico. Esto está cambiando poco a poco, y casi ni yo me doy cuenta. Sólo ha sido al hacer un repaso cuando me he percatado que mis publicaciones han cambiado demasiado. Supongo que es algo que no puedo evitar.  Quiero imaginar que esto va evolucionando (o puede que involucionando, según como se mire) poco a poco. 

  Mis ganas de escribir parrafadas súper largas, en las que me imagino haciendo un monólogo con sobre actuación gesticular, ya sólo aparecen muy de peras a higos, o brevas, o lo que queráis. Ahora lo único que pasa por mi cabeza son las #CartasParaA, de las cuales, la primera sólo surgió como un pequeño post vacacional pero que, con las sucesoras, ha ido tomando forma en mi cabeza, y he de reconocer que me está gustando como va. Pronto iréis comprendiendo el significado de esas publicaciones. 

  También otro de los cambios que se han sucedido y que podréis comprobar arriba, junto a la página de inicio #BlogkDeNotas, he creado una nueva página: #ZonaPeluche. Lo único que puedo decir de eso es que está en trámites de modelación, no sé cuánto tardaré en abrirla pero, como quiero que sea una sorpresa, no os voy a revelar nada. 

Esta la pongo, porque es la hostia XD
  Por último y en lo que respecta a los cambios, he de deciros que las publicaciones van a dejar de hacerse los domingos. Ahora pasarán ha ser cuando se realicen, en el momento, así, a lo loco. Eso quiere decir que lo mismo os encontráis dos publicaciones en un día que ninguna en un mes (por favor, espero que no. Matadme si eso llegara a suceder). Así que si queréis estar al tanto de cuándo hay una publicación, bien podéis suscribiros al blog (recomendable, pero os perdono si no lo hacéis), seguidme en mi G+ (tenéis mi perfil colocando la flecha sobre el lado derecho de la pantalla, en la barrra oscurita, si estáis en pc, o abajo del todo para la versión móvil) o seguidme en mi Twitter@otilia_XD (eso si que estáis obligados, no hacerlo es pecado capital. Además, por ahí es por donde más doy la chapa con las publicaciones). O, simplemente, pasaros de vez en cuando, por si no os he dejado ninguna sopresita.

  Y ahora, sí que sí, último del todo, no olvidéis clikar en las imágenes, algunas son portalitos a sitios curiosos.... otras, símplente son imágenes. Pero, ya sabéis, si no clikáis, no podréis descubrirlo. ;)




martes, 24 de septiembre de 2013





Mi dulce A.

  Si la gente supiese todo lo que soy capaz de guardar en mi interior. Pero la intención es que nunca lo sepan. Odio jugar a su juego, pero todas las mañanas me veo en la obligación de ponerme la máscara y hacer como los demás, sonreír, una sonrisa ancha, de oreja a oreja, quitando importancia a todo lo que realmente la tiene, creando soluciones cuando simplemente son meras ilusiones. Incluso contigo, mi dulce, me he visto arrastrado a colocarme la máscara. He de reconocer que, aunque deteste esa estúpida actuación, ocultarme resulta realmente cómodo; me ahorra el dar explicaciones de a qué se debe mi tristeza, o mi rabia, o mi frustación, o mi melancolía, o mi insufrible ansia de desaprecer a veces. Actuar resulta fácil cuando sólo debes imitar los movimientos de la gran mayoría, dejarse llevar por la marabunta resulta cómodo, mi mente, acostumbrada a analizar todo con el mayor de los catastrofismos, encuentra cierta tranquilidad al evitar tener que pensar, simplemente plagiar.

  Y aún así, cuando llego a mi pequeño estudio y cierro la puerta al mundo, por fin puedo quitarme esa máscara, borrar esa sorisa falsa, pensar en mis problemas y ver que están ahí, que siguen ahí y no se han ido por mucho que fuera yo dijese que no importaban. Y puedo mirarme al espejo y verme llorar. Sólo. Solamente yo puedo ver mis lágrimas. Soy demasiado egoista como para compartirlas con nadie.

viernes, 13 de septiembre de 2013




  Mi dulce A.

  A veces la amargura me invade de forma repentina. Creo que es por la impotencia de no ser capaz de entender a la gente. No soporto la superficialidad de la sociedad, las máscaras que las personas se colocan al salir a la calle e interactuar  con los demás. Y, más aún, no soporto verme a mí mismo arrastrado a esa absurda y burda obra de teatro.

  Siento que, cuando salgo de este estudio, mi dulce A., me veo obligado a ocultar mi verdadero yo. Llegué aquí queriendo escapar, y de nuevo me veo encarcelado.

  Y en estos momentos es cuando más te añoro. Mientras esta sensación me invade, cierro los ojos y recuerdo... Recuerdo, tus manos sanadoras, acariciando mi sien y haciendo que todo pensamiento malo se desvaneciese. Y, creéme, lo hecho tanto de menos...

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domingo, 8 de septiembre de 2013

Lo que quiero pensar cuando me duele la cabeza.

  A veces pienso que mis últimos dolores de cabeza son debidos a que algo quiere salir de mi mente. Un pensamiento que empuja mi imaginación, estrujando el cerebro contra el cráneo, con la intención de quebrarlo y rasgar la piel que a éste rodea, vislumbrando así la luz de la realidad, abandonando el mundo de lo inteligible y abordando el sensible. Y, mientras, yo me revuelco en el dolor, notando esas pequeñas pulsaciones, esos empujoncitos en busca de libertad. Mi estúpida mente prefiere hacerme sufrir a revelarme qué es lo que quiere que surja de ella. No ha entendido cuál es el método fácil y correcto.

  Porque, sinceramente, prefiero imaginar que este dolor se debe a que algo bueno quiere surgir de su interior, a, simplemente, que sea un mal día

  Y al resto del mundo, ¿por qué le dolerá la cabeza?


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jueves, 5 de septiembre de 2013

Borrador olvidado.

  De nuevo otra entrada nocturna... Muchas veces me planteo que debería volver a Nyxeando un Poco, pero luego pincho en el blog, leo lo ya publicado y me lo pienso dos veces... Y, seamos sinceros, me avergüenzo de haber subido aquellos post. Gracias a esto he descubierto que una vez cometido el pecado, no eches la mirada atrás, porque seguro que te arrepientes (o, traducido para aquellos cortos de mente que no lo hayan entendido, una vez terminado un escrito que pensabas perfecto NO LO RELEAS bajo ningún concepto).


  Pero, por otro lado, y también siendo sincera, no puedo evitar al releer aquellos textos de quinceañera aburrida con sobredosis potterianas e idhunitas que se me dibuje una sonrisa. Aquellos textos son malos (porque realmente, son malos) pero... ¡Dios mío! ¿Cuánto tiempo de mi adolescencia no invertí en aquel blog, en aquellos personajes, en aquella historia? Ahora que los leo, no puedo evitar pensar en "tierra, trágame", pero realmente no me arrepiento de, aquella tarde de verano de ya ni me acuerdo cuántos años, haber tenido el valor de abrir aquella cuenta en Blogger y haber comenzado a subir capítulos. Y digo valor porque, para aquel entonces, yo y mi timidez éramos muy amigas, y dar aquel paso, por tonto que pueda parecer ahora, me resultaba... ¡buf! No dejaba de pensar, "¿y si entra alguien que conozca, y lo lee, y se descojona de mí? ¿y sí lo comenta con no se quién y ya entonces se duplica el número de personas que se descojone de mí? ¿y sí...?". Bueno, ya sabéis, todos esos miedos que puede tener uno de adolescente. 

  Y ahora, con los años ya pasados, reconozco que me suda la punta de... la nariz (por hablar bien) de quién sea el que llegue a mi hueco en Internet, de si le gustará o no lo que encuentre, de si descojonará a mi costa o, por el contrario, me aplaudirá. Ahora, lo único que me importa, es hacer lo que realmente me gusta. Y es esto.

martes, 3 de septiembre de 2013

Tiempo

  Si en algo temo al paso del tiempo, es que se nos acabe. ¿Qué me importa envejecer si es junto a tí? ¿Por qué he de temer a la muerte mientras tu rostro sea mi última imagen y tus manos mi última caricia?

  Lo insoportable y lo horroroso sería que el tiempo pasara a mi alrededor y no tenerte junto a mí. Envejecer y morir son innevitables en la vida, pero no tenerte, se puede solucionar de mil maneras. 

  Siempre a tí, A.



sábado, 17 de agosto de 2013

Baúl de los recuerdos

  A veces hay cosas que dejamos de lado sin darnos cuenta: una raqueta de tenis, una cámara fotográfica, un cuaderno de dibujo, aquel libro que subrayábamos hasta la saciedad... Cosas que nos apasionan, pero, sin saber muy bien por qué, terminamos abandonando.
  Aun así, casualmente, un buen día abrimos el baúl de los recuerdos, y nos encontramos todas esas cosas que nos hacían sentir tan bien. Y algo nos empuja a volver a aquella época, aunque hayamos perdido aquel toque que teníamos antaño, y coger, con manos temblorosas, lo que habíamos olvidado. Y puedo asegurar que se siente tan bien...

martes, 13 de agosto de 2013

Especialistas



Mi familia es una familia de especialistas. Mi padre, especialista en soplapolleces. Mi hermano, especialista en lios. Yo, especialista en cabreos. Y, por último, mi madre, especialista en aguantarnos a todos.




 (Clikea en la imagen y descubre)


viernes, 26 de julio de 2013

Impotenca



 No es sino lo que sientes cuando tienes algo dentro y no encuentras la manera de expresarlo. ¿Cuántas líneas no habré borrado por no expresar lo que llevo en mente?
  
   Decidme que no soy la única a la que le sobran las ideas pero le faltan las palabras.


lunes, 8 de julio de 2013

2:59 de una madrugada

  Son prácticamente las tres de la mañana y no consigo en conciliar el sueño. Tal es la presión en mi cabeza.

Yo debí de nacer para ser guionista de cine o algo semejante, al menos eso explicaría la cantidad de películas que yo me monto en mi cabeza. Si lo pienso bien, tal vez mi insomnio pueda deberse a la calor que hace (30º en la habitación, mi casa tiende a multiplicar la temperatura de la calle), aunque yo estoy convencidísima de que es más bien por el cacao mental que llevo. Y la causa de este estado es que me falta tiempo. Me falta tiempo para hacer lo que debo hacer y para estar con quien quiero estar. Sonará increíble, pero el verano se me hace corto (y no digo vacaciones porque yo en estos momentos eso no sé lo que es). 

  La falta de tiempo me lleva a una falta de control increíble, nada sale como quisiera que saliese, me falta información, quisiera estar en mil cosas pero mi mente y mi cuerpo sólo pueden concentrarse en una. Y aún así, cuanta más descontrol llevo en mi vida, más imaginativa me vuelvo yo, debido a que mi cabecita castaña se pone a desvariar con lo que podría ser, con lo que no podría ser, con lo que no me gustaría que ocurriese, con la escena idónea que me gustaría que ocurriese... 

  Pero claro, es que a ella, tan graciosa y mona como siempre, no se le ocurre mejor horario para montar su propio largometraje que a las tres de la mañana, cuando una servidora ya está más que cenada, vestida en pijama y metida en la cama (arropada ya no, tampoco quiero morir asfixiada). Y claro, todo esto termina en un insomnio de la hostia. 

  A ver, que alguien me explique por qué coño está programado el ser humano para tener que ponerse a imaginar una vida ideal justo en el momento en el que se va a dormir, cuando su cuerpo reclama a voces el descanso de la noche. ¿Por qué narices, cuando nuestro cuerpo está más cansado es cuando nuestra mente está más despierta? 

  Y luego claro, ya te pones como yo, a intentar quejarte de este hecho (no tan anormal, según me han demostrado las distintas redes sociales) en tu propio blog, y te das cuenta de que lo que estás escribiendo es una auténtica mierda de caballo, porque claro, tu mente sí, está muy despierta, pero lo que son las entendederas ya es otro hablar. Y luego ya cuando te pones a teclear, ya ni hablemos, porque cada dedo decide pulsar la tecla que le sale de la punta de uña, así podéis imaginaros un poquito la de veces que le he tenido que dar a delete en lo que he tardado en escribir este desastroso post. 

  Pero que oye, ya que está escrito, pues vamos a subirlo. Si total, no creo que vayáis a llevaros una mayor decepción de mí de la que ya hayáis podido llevaros. Así que aquí lo tenéis, un post comenzado a unas 2:59 de la mañana y finiquitado a las 3:17 de la misma mañana. Cualquier hora es buena para escribir chorradas. :D

  Besitos bloggeriles y hasta una próxima entrada. No muy lejana. 



domingo, 26 de mayo de 2013

¡Busco!

  Llevo todo el día buscando blogs de gente que escriba con chispa, que escriba con doble/triple/cuádruple personalidad, que la lea y no pueda evitar pensar "coño, parece que la tengo enfrente y me está soltando su monólogo como si nos conociéramos de toda la vida". Blogs que no tengan miedo a soltar palabras mal sonantes y, pese a todo, ¡queden bien! Que sean jóvenes, frescos, que tengan vida y color, pese a que las letras estén en blanco y negro.
  
  Blogs que NO hablen de cómo deberían ser otros blogs (sí, suena hipócrita ya que es lo que estoy haciendo yo ahora mismo, pero es que me estoy cansando de buscar), ni que hablen de la vida de X persona, redactando como si de un insulso diario se tratase. Algo con gracia, leerlo e imaginar en una voz demasiado cafeinada que me lo narra a toda pastilla en mi mente. Que esté bien redactado, eso sí, ya que ni soporto la faltas de ortografía ni las de puntuación (una coma a tiempo, hace milagros, créeme). 

  Pese a buscar y buscar tanto (me he dejado los ojos en ese gran amigo, Google), pocos son los blogs que he encontrado que sigan este patrón. Es más, puedo contarlos con los dedos de UNA mano. El resto, son blogs demasiado bien pensados, cuadriculados, faltos de color, demasiado profesionales, nada divertidos. ¡SOSOS! A las dos líneas me aburría de leer. Que sí, que un texto puede estar muy bien escrito,  que yo soy de las que revisan y corrigen veinte mil veces un post antes de subirlo, pero si le falta vida y chispa, lo único que hace es aburrirte, informarte, sí, pero aburrirte. Y más a esas mentes prodigiosas que fácilmente se van a las nubes. Si no hay enganche posible, ¡olvídate!

  Todo esto me ha hecho pensar en qué cojones ha pasado con aquellos escritores que inundaron internet hace unos años. ¿Qué ha pasado? ¿Que las mentes jóvenes, coloridas, con gracia y chispa se han mudado todas al campo de lo audiovisual? Porque en el único lugar donde veo que abundan es en YouTube. Ojo, no critico a los video-bloggers, hacen un trabajo que te cagas y entretienen como deben hacer. Pero, oye, ¿yo qué queréis que os diga? Esperaba que en el ámbito escrito de internet continuase habiendo eso, chispa. 

  Cual ha sido mi batacazo al darme cuenta de que en blogs predomina la sosería, la demasiada profesionalidad... 

  Pues yo exijo una REVOLUCIÓN BLOGGER! Hagamos que nuestros lectores imaginen que han abierto una ventana en YouTube y que, a pesar de no poder ponernos cara ni voz, crean que somos nosotros los que les decimos las palabras al oído. Hagamos que leer un blog sea divertido y gracioso, que arranque sonrisas, pese que lo que digamos sea realmente una gilipollez grande como un torreón (sease como ahora...). Y también hagamos que para nosotros, escribir sea divertido, ameno, no una obligación, disfrutemos de ello, y demostremos que aquellos que hacemos un blog no sólo exponemos en él nuestras penas y depresiones (que a veces también), sino que también nos divertimos, y gesticulamos, y hablamos y nos reimos y se nos escapan palabrotas y nos da igual que se nos escapen, y, y... y todas las cosas esas que aparecen con los video-bloggers, también surgen cuando se escribe un post.

  Estoy segura de que cuando suba este post dentro de una semana me arrepentiré de haberlo subido, porque, por primera vez en mi vida,  voy a hacerlo sin corregir NADA y sin hacer un segundo vistazo. Así que si veis alguna falta o algo, mi yo del futuro cercano os pide disculpa, pero mi yo del presente (del de ahora mismo que esta escribiendo esto y no del de cuando vosotros lo leáis) os dice que os jodáis, que es lo que hay. Así que, con esto, ya os digo que muchos besitos y ya me leeréis en un próximo post. Ale, hasta otra.







domingo, 21 de abril de 2013

Te levantas un día y...

  No encuentras tus gafas. Puede que una minoría [la miopía se ha puesto muy de moda] no entienda a lo que me refiero. Sin embargo, todos aquellos cegatos, topos, invidentes de la vida, necesitados de cristales culodevaso para apreciar las líneas y formas de las cosas, sabrán muy bien a lo que me refiero. 

  Porque, claro, tú te despiertas una mañana, temprano en la mayoría de los casos, aún ni ha salido el Sol, y diriges inconscientemente tu mano hacia la mesita de noche, donde se supone que la noche anterior dejaste tus sustento de vista. Pero... ¡oh, desgracia! Las gafas, mágica e inexplicablemente, han desaparecido de aquel lugar, en cierta medida, sagrado. Entonces es cuando tu mano, nerviosa, comienza a tantear por toda la superficie de la mesita de noche... todo en vano.

  Una vez que tu mente asimila que las gafas han desparecido, es cuando por fin reaccionas y abres los ojos, pero... ¡¿pa' qué?! ¡Si eres más ciego que un topo con la borrachera de Año Nuevo! [Me estoy poniendo en casos de cegatez extrema, like me]. Lo mismo te vale tener los ojos cerrados y tantear, que tenerlos abiertos, ver todos los manchurrones de colores y seguir tanteando.

  De repente, una bombilla en tu cerebro se enciende, y se te ocurre la genial idea de que, tal vez, en un intento desesperado por la libertad deseada, tus gafas han saltado al vacío. Y, efectivamente, las encuentras, tras limpiar el suelo con tus manos, junto a una de las patas de la mesilla.

  Tras encontrar las gafas, decides que es el momento de levantarse y ducharse [pese a mi incomprensión, hay gente que se ducha por la mañana. Por mi parte, yo prefiero hacerlo antes de dormir... (para los mal pensados: ducharme)]. Como es comprensible, para ducharse hay que volver a quitarse las gafas. Y, claro, mientras tú estás tan rícamente bajo el agua, tus lentes deciden que es un momento estupendo para repetir el intento de huída fallido. Así que, como es de esperar, para cuando has terminado de tu baño matutino, tus preciadas y necesitadas gafas han vuelto a desaparecer. Pero, ¡eh!, no hay que desesperar. Seguramente no habrán llegado muy lejos, volverán a estar en el suelo o, en su defecto, junto al cepillo de dientes [al menos, es donde las suelo encontrar yo].

  Personalmente, el único momento en el que las suelto y no desaparecen es cuando me maquillo. El sector femenino y miope puede que me entienda. La respuesta a esto es realmente simple. Soy tan terriblemente ciega que cada vez que me maquillo uno de los ojos, al segundo necesito comprobar si  lo he hecho bien. O es eso o acercarme terriblemente al espejo hasta chocar con él. Esto hace que a mis gafas no les de tiempo a escapar. 

  Puede que con todo esto esté exagerando un poco [venga ya.... ¡¡pero si tú nunca exageras!!], pero, sinceramente, depender de algo para ver bien es realmente jodido, y, más aún si entras en el círculo vicioso de tener que buscar las gafas sin las gafas puestas.





domingo, 7 de abril de 2013

Repesca 01

  Muy buenas, gentecilla al otro lado de la pantalla. Esta última semana la falta de tiempo, de creatividad y el mal cuerpo que me ha  dejado la llegada de la primavera me han dejado sin ánimo para escribir cualquier post digno de lectura. Pese a todo, y como ya me he acostumbrado a una subida constante todos los domingos, he decidido recurrir a la repesca. Esto quiere decir que en momentos en los que no tenga ni puñetera idea de qué subir, recurriré a post que realicé para otros blogs. De esta forma, no perderé la costumbre de subir todas las semanas, tampoco os dejaré sin lectura y, a la vez, haré un poquito de spam [el spam NUNCA es malo]
  Bueno, ya no me lo pienso más y os dejo con el post de hoy, que proviene del Blog de Dos Estudiantes, blog en el que he participado unas cuantas veces. Esta, ni más ni menos, es la primera entrada que subí en él. Espero que os guste. Besines!





   Hay una canción (que me encanta y que, desde la primera vez que la escuché, por pura casualidad, no puedo dejar un solo día de ponerla) que dice:

“Hoy voy a pensar que algo mejor
Voy a lograr mañana”

Pero… ¿qué pasa cuando sabes que mañana no va a ser mejor que hoy? Vale, algunos pensaréis que soy lo más pesimista del mundo, pero no es así. Soy de las típicas que, si algo le sale mal, pues mañana saldrá mejor, si me equivoco, pues vale, pero ya no me volverá a pasar. Si suspendo un examen, pues para el próximo estudiaré más; si me equivoco con mis amigos, sé pedir perdón; si alguien se hunde, intento tirar de él hacia arriba, aunque a veces no me funcione… Y hasta ahora sí, ha sido así… Pero hay muchas cosas que escapan a mí, cosas que no puedo cambiar, aunque daría mi cordura porque sí se pudiese. Lo siento, sueno desesperada, pero es que así llevo sintiéndome esta última semana.

Muchos creeréis que estoy así por los exámenes, o por algún mal de amores… ¡Pues no, señores y señorinas míos y mías! Ya he hecho notar antes que los exámenes no son para mí lo peor del mundo. Esto va mucho más allá de mí…

Y sí, ha hecho falta que me quede sola en mi casa para soltar todas las lágrimas que no he podido llorar a lo largo de esta semana, para que nadie me vea, para que los ánimos no se hundan más. Porque, a lo largo de estos días he estado gritando a pleno pulmón, mientras abrazaba, que todo se iba a arreglar, aunque todos sabíamos que eso era mentira,  que sólo esperábamos lo inevitable. Porque eso es lo que hemos estado haciendo a lo largo de estos meses, esperar, esperar… esperar lo que todos sabríamos que llegaría tarde o temprano. Y mientras la abrazaba, ella lloraba y yo le sonreía y le decía que todo iría bien, lo único que estaba haciendo era mentir. Pero no podía llorar, no podía dejar que nadie me viese llorar, porque entonces esta casa no sería otra cosa que un contendor de tristeza, y no hay nada peor en la víspera a lo inevitable que la tristeza.

Aun así, lo peor no ha sido tragarme mis lágrimas y sonreír mientras la pena me comía por dentro (podéis llamarme hipócrita, sí, sonreía cuando no quería hacerlo). Lo peor ha sido cuando ella ha confesado que no quería que yo perdiese mi tiempo cuidándola, concretamente, mis vacaciones, en las que había pretendido hacer algún que otro viaje. ¡MIS VACACIONES! ¡Lo que me importan a mí mis vacaciones! Lo que me importa a mí es que ya no podremos dar esos paseos que dábamos antes, cuando nos recorríamos las calles de Granada, esas calles que son frescas en verano, donde están los vendedores de especias, ni tampoco podrá ponerse a bailar conmigo mientras hacemos la comida, ni perseguirme por toda la casa metiéndome prisa cuando voy tarde a cualquier parte (todos los días, a todas partes)… Todo lo demás me importa bien poco, si he de cuidar de ella, lo haré, encantada. Ella me ha dado la vida, ella me ha hecho como soy, a ella se lo debo todo… Si por ella debo sacrificar unas estúpidas vacaciones, lo hago, si no puedo viajar, me quedo. Soy joven, tengo mucho tiempo para ver el mundo, pero madre, madre sólo tengo una, y encima, la que tengo es excepcional.

Podría contaros toda su vida, pero me faltarían palabras para decir todo lo que la admiro, imaginaos, ya me están faltando palabras para escribir esto, no sé ni de dónde narices las estoy sacando.

Bueno, creo que me estoy desviando del tema, y creo que ya es hora para ir acabando, porque, dentro de poco, ya no estaré sola en casa, tendré que volver a ponerme la máscara y sonreír. Sólo pediros perdón por aburriros con mis tonterías, y también deciros que, si bien es verdad que hay cosas que nos superan y no podemos cambiar, nos hacen daño, también es cierto que, en esta vida, el dolor, al igual que la felicidad, se da por momentos, y que esos momentos pueden cambiar de un estado a otro dependiendo de la fuerza de voluntad que tengamos. Y otra cosa no, pero fuerza de voluntad, a nosotras, nos sobra.

domingo, 24 de marzo de 2013

Palabras

  Ver más allá de las palabras escritas, sentir el corazón del que marcó con tinta el papel, cerrar los ojos y sentir sus latidos.

  Las palabras son más que palabras, son sentimientos escritos, expulsados al mundo, buscando alguien que los entienda. Son más que mera información, esconden amor, odio, cariño, dolor, soledad...

  Sólo hay que buscar más allá, ver los dobles sentidos, las metáforas, volverse empático en la distancia. Ver con los ojos y sentir con el corazón. Es tan difícil como nosotros lo queramos hacer.

domingo, 17 de marzo de 2013

Te quiero [-1 ha superado los 140 caracteres]

  Si pudiese publicar todo lo que siento, todo lo que pienso... Pero realmente pienso que muchas cosas son sólo para una persona, palabras que sólo ella puede entender. Y sí, quedaría muy bonito dedicarlo en un post, pero me parece un movimiento demasiado vanidoso, un: "mira todo lo que te quiero que se lo digo a todo el mundo", un: "estoy buscando vuestra aprobación o alardeo de lo mucho que quiero a esa persona".

  Pero, en realidad, ¿de qué sirve publicar a los 4 gigas lo mucho que queremos a esa persona? ¿De qué nos sirve demostrar a ese gente que en realidad no conocemos ni nos conoce lo mucho que amamos a una persona? ¿Buscamos aprobación? ¿Alardeamos? ¿O simplemente es que nuestra vida 2.0 está absorviendo inexorablemente la real [o 1.0, como hemos pasado a denominarla]?

  ¿Tan frívolos nos hemos vuelto que apreciamos más 140 caracteres a una frase al oído? ¿Tan mecanizados estamos que preferimos un estado a un abrazo, un beso o una caricia?

  No sé si definirnos como unos vagos que no se molestan en moverse por un gesto tan simple como una caricia de corazón hacia la persona amada y preferimos acariciar las teclas del ordenador o el tan apreciado smartphone; o como unos "tecnoególatras" que esperan palmaditas en la espalda por decir palabras bonitas de esas personas a las que realmente les importa un bledo nuestros amoríos, corazones rotos, con quien follamos o con quién dejamos de hacerlo.

  Personalmente, se me demuestra más con una caricia que con mil estados, con un mensaje directo a mí que con cientos de twets. El calor de un abrazo no lo reemplaza los comentarios de "tqm" en mis tablones.

  Soy yo la que necesita sentirse querida, no que mis contactos se enteren.

   Más amor y menos revolución tecnológica.








domingo, 3 de febrero de 2013

La generación del desarraigo


  Odio esos días en los que te despiertas arriba y, a lo largo de la jornada, terminas por los suelos. A veces me pregunto si ser seres racionales y conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor nos sale realmente rentable. En estos tiempos la miseria es cada vez más palpable, y la belleza de una flor o de un amanecer como la otra cara de la moneda no nos convalida ante el futuro desolador que nos espera. “No seas negativa, mírale el lado positivo” o Nada es malo eternamente, sólo tienes que poner la otra mejilla” son palabras para bobos que se las quieren creer. ¡Qué felices y dichosos aquellos que pueden llevarlas a cabo! Mientras tanto, el resto, somos una juventud que ha perdido la ilusión por el futuro, sin esperanza, que busca salidas con desgana, o que está por estar, sin fuerzas ya para luchar contra viento y marea contra aquellos que destrozan los derechos por los que muchos de nuestros abuelos dieron su vida. 

  ¿Recordáis cuando en el colegio nos hablaban de los autores del desarraigo? Nos aprendíamos toda la parafernalia sin saber exactamente a qué se estaba refiriendo. A día de hoy cada vez me identifico más con ellos; con los que no se sentían pertenecientes al país y al contexto en el que vivían, con su desgana respecto a la sociedad. Porque sí, lo que nosotros sentimos ya tenía nombre, se llama sentimiento de desarraigo, y no somos los primeros en sentirlo, ni tampoco seremos los últimos, simplemente nos ha tocado vivirlo.



  Y, sí, como de costumbre no faltará aquel que piense  o diga que en         realidad debería estar agradecida, que tan mal no vivo, que se me brindan un montón de posibilidades para formarme y blablablá. No seáis mal pensados, no soy ninguna desagradecida. Es más, me siento incluso privilegiada de poder formarme en algo que realmente me gusta, pero aun así no puedo evitar sentir esa sensación de desgana al saber que a pesar de lo mucho que me pueda esforzar en lo mío, lo que me espera no es tan brillante como lo que imaginaba cuando pensaba al entrar en la universidad.  También agradezco el techo sobre mi cabeza, que mis abuelos luchasen por el futuro de aquellos que vendrían después, pero tampoco puedo evitar sentir la pena al ver cómo destrozan todo esto, como hacen oídos sordos a las demandas del pueblo, al escuchar su hipocresía y sus palabras vacías. Y mientras escribo y medito sobre todo esto, no puedo evitar envidiar al gato que se acurruca a mi lado, cuya única preocupación es tener pienso todos los días en su cuenco, un rinconcito donde dormir y que alguien le rasque tras las orejas.

domingo, 27 de enero de 2013

Vampiros y apuntes


  ¡Sí, lo logré! ¡Tengo un microsegundo para mí! Sí, en vez de gastarlo saliendo a la calle y respirando un poco de aire, lo voy a invertir escribiendo esta entrada. Pero no peséis que es porque prefiero quedarme en mi  casa con el sol tan bonito que hace fuera (no os extrañéis si mientras leéis esto está cayendo la de Dios, es que lo he escrito el sábado xD), sino más bien que el trancazo que llevo encima me tiene recluida en mi casa. El resfriado y los exámenes, claro. ¿A que ahora entendéis mi euforia al tener una pizquita de tiempo  para mí?

  Claro, yo ahora podría dedicar este post a hablar de la corrupción de PP y PSOE de la que tanto se habla estos días, o a criticar a los políticos a diestro y siniestro… Pero, siendo sinceros, llevo dos semanas sin encender la tele, sin ver los informativos, sin tiempo para coger un periódico, así que lo único que estaría haciendo sería marujear, al igual que hacían las dos señoras del autobús de mi pueblo gracias a las cuales me enteré de la noticia, y que luego se pusieron a hablar de que si Fulanito había fenecido o si Menganita había practicado el adulterio con vete a saber tú quién (el autobús, si eres de pueblo o barrio, puede ser un gran aliado a la hora de recolectar cotilleos; en él puedes ponerte al tanto de herencias, cuernos, nacimientos, amoríos e, incluso, si tienes suerte puede que en las últimas filas, alguien sea capaz de leerte la buenaventura en la palma de tu mano tras darte una ramita de romero. Mil veces más entretenido que el “Mátame por Dios”).

  El caso es que, preferiblemente prefiero hablaros de algo en lo que estoy más puesta estos días en vez de otra cosa de la que por milagro me he enterado (que sí, que es una vergüenza, pero muchos os habrán repetido ya eso). Así que por lo tanto, os voy a hablar de febrero. Sí, febrero, el mes más amoroso de todos, en el que se celebra el día de San Valentín, recordado así por la gran mayoría del universo… Mientras que para los estudiantes universitarios es el mes más vampiro de todos…

  Y ahora es cuando os estaréis preguntado que por qué mierda eso de vampiro cuando “sólo”  hay que estudiar para los exámenes globales del cuatrimestre… (que puede también que no os lo preguntéis, pero como prácticamente me la suda y estoy escribiendo por escribir, me voy a explicar igual). Si lo pensáis detenidamente, febrero no solo te estresa por el dale que toma con los exámenes, te agobia con el “¡Me falta una parte! ¿Dónde coño está? ¡Si yo la tenía por aquí! ¡Joder, joder, joder…! Ah, mira, está aquí…”, ni te deprime hasta llegar a plantearte tu vida, y no me refiero a lo que haces con ella, sino si realmente quieres seguir viviéndola. No, febrero no sólo te chupa las energías y te deja en estado vegetativo, sino que además, también te quita la luz del sol.
   


  A ver, hagamos recuento de un día normal de un estudiante en época “febrero”: te levantas por la mañana, tempranito porque tienes que darte prisa en llegar de los primeros a la biblioteca, que en estas fechas está más solicitada que un restaurante cinco tenedores, para poder coger sitio y no tener que quedarte sin enchufe para el portátil, porque llevas todos tus apuntes en él y si se te apaga, fus, a la mierda todo. El caso es que te levantas, te vistes, preparas el macuto en el que está media selva amazónica en folios, el portátil, el cargador del portátil, el cargador del móvil (que vas a echar el día y la batería no te va a durar ni medio respiro), el termo de café, el tupper con el sustento del día, una muda limpia (¿quién no se ha perdido nunca en una biblioteca y ha tardado días en regresar?) y, lo más importante, algún tipo de arma con la que luchar por un asiento contra algún otro estudiante de alguna facultad ajena a la tuya que ha invadido la biblioteca de la tuya por razones que tú desconoces pero que, básicamente, te importan un bledo. La biblioteca de una facultad es para los alumnos de esa facultad, y si alguien piensa lo contrario es que no es universitario. Después de preparar el armamento, es cuando por fin abres la puerta de casa y, o bien está cayendo el Diluvio Universal, o está nublado, o aún no ha amanecido directamente. Te cubres hasta los agujeros de las orejas, porque sí, hace un frío que pela, y entonces es cuando comienzas el ascenso del buen estudiante hacia tu tan preciada biblioteca. Cuando por fin llegas, y tras treinta minutos buscando sitio, pese a que hacía sólo cinco cuando llegaste que la habían abierto, encuentras un hueco al cual difícilmente puedes acceder, pero lo logras. Te sientas y miras unos minutos al elemento de biblioteca que te haya tocado enfrente (de los que os hablaré la semana que viene). Él, ella o eso se siente observado, te devuelve la mirada y entonces es cuando centras tu atención sobre los apuntes.

  A partir de entonces es cuando el tiempo comienza a pasar de manera extraña, tipo de “en cinco(cuentaycinco) minutos termino esta página”, hasta que te entra el hambre, y haces un parón de minuto y medio para comer, no sea que nadie te vaya a quitar tu sito y tengas que volver a ponerte en lista de espera para poder estudiar. Vuelves a tu asiento. Miras a tu elemento de biblioteca particular, que puede haber variado o no. Te devuelve la mirada. Te centras en tus apuntes y, de nuevo, el tiempo vuelve a pasar de forma extraña. Y entonces es cuando empiezas a pensar, pero no en lo que estudias, no, sino en el calor que tienes, o en el frío, o en lo incómoda que es la silla… Ahí es cuando surge ese preciado pensamiento atesorado en lo más profundo de nuestro ser, el de “que bien me vendría un polvo ahora” o, en su defecto, el de “quiero dormir”. Ése es el resorte que te hace alzarte de la silla tras haber leído a lo largo del día tres páginas, recoger tus cosas y salir a campo abierto, para darte cuenta de que ya ha anochecido, porque, claro, en invierno las horas de sol duran un pedo, y, aunque sean las seis y media te toca volverte a casita con las estrellas a tus espaldas.

  Aquí es cuando llegamos a la conclusión de que febrero te chupa la energía y además te quita el sol. Pero de eso te das cuenta cuando, un sábado de sol resplandeciente, a las doce del mediodía tu madre te manda a comprar pan, sales y sientes, cual vampiro, cómo tus pupilas se derriten al contacto con los rayos del rey astro.

  Y tras plantearos mi hipótesis, es hora de irse despidiendo. Yo tengo que estudiar, vosotros tenéis una vida, no podemos estar así todo el día. Eso sí, no os marchéis sin dejarme vuestra propia opinión sobre febrero un poquito más abajo, que a lo mejor a vosotros os convierte en hombres lobo, en piratas, zombies o fantasmas. Eso ya es depende de los síntomas de cada uno.



  Hasta la semana que viene, si febrero quiere! 

domingo, 20 de enero de 2013

Porque yo lo valgo


  ¿Cuántas veces no hemos sentido que no valemos para aquello que estamos haciendo? Todos hemos caído en esos días en los que nos repetimos constantemente lo mierda que somos, lo poco que valemos, ya sea verdad o mentira, todos hemos pasado por esos días de auto compadecernos.

  Podría deciros que lo mejor para solucionar este estado sea levantarnos, lavarnos la cara, mirarnos al espejo y decirnos lo muy mucho que valemos, pero esto sólo funciona en las películas y en las series americanas de adolescentes demasiado creciditos para estar en un instituto. Seamos sinceros, antes de pronunciar la primera palabra de nuestro bonito discurso sobre lo que valemos, estaríamos berreando cual bebé hambriento o, en su defecto, cagado. Creo que en estos momentos, hay más similitud con un crío cagado que con uno hambriento, porque así es como estamos, cagados. Cagados con lo que la vida pueda depararnos o con aquello que no podamos superar. Sea lo que sea lo que nos haga sentirnos de semejante manera, lo que menos nos va a ayudar será plantarnos frente a un espejo llorisqueando mientras balbuceamos lo mucho que valemos. Tampoco lo hará el querer empecinarnos con aquello que nos ha dejado en este estado, que, aunque suene evidente, muchas veces se nos olvida; estamos demasiado cegados por nuestra propia pena como para darnos cuenta de que dos más dos son cuatro.




  Es verdad que encontrar una solución a semejante estado puede resultar difícil, pero también es cierto que el viento en la cara, la luz del sol y las risas con los seres queridos despejan mucho. Somos seres limitados, tan limitados que necesitamos despejarnos de nosotros mismos. 

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