Sí, como leéis, hace cosa de unos meses descubrí todo lo que tiene que ver con el mundo craft, handmade y DYN.
A ver, que tampoco es que naciera ayer, que sé que las manualidades no son invento del siglo XXI. Dejadme, que yo os explico...
Mi familia se ha caracterizado por ser siempre muy manitas. Desde mi abuelo, que allá en sus años arreglara los motores de los coches del cortijo con alambre y clavos (verídico); pasando por mi madre, para la cual nada está lo suficientemente roto; mi hermano, que ha tenido sus pinitos en el tratado de del cuero y la madera; y mi padre, el único hombre de todo el AMPA capaz de utilizar una máquina de coser para fabricar las cortinas de las actuaciones de fin de año. En fin, que en mi casa, o usas las manos para algo más que tocarte la punta de la nariz, o aprende a usarlas.
Desde muy tempranita edad, allá a mis siete u ocho años (que no es que yo me acuerde, que es lo que me dijo mi madre), de ver a doña Isabel elaborar una bufanda para vete a saber tú quien, pues me dio por preguntarle que cómo se hacía aquello. Total, que desde aquel día, todos los años, en cuanto comienza a asomar mínimamente el frío, me da la "fiebre lanera" (y pobre del que esté junto a mí, porque me vuelvo monotemática).
En fin, que este año, para no romper tradiciones, en cuanto noviembre asomó las orejas, Doña Oti se puso como loca a pensar qué hacer con los ovillos sobrantes de años anteriores. en realidad, con mis 22 añitos recién cumplidos (podéis felicitarme, ¿eh?), estaba cansada de perder mi tiempo en bufandas que, o bien no acababa nunca, o bien no me ponía. Así que, de repente, se me encendió la bombilla y recordé que tenía ordenador, y también internet.
Y así fue como terminé llegando a Tejiendo Perú, y de ahí, a Lanas y Ovillos, y después me dio por mirar los blogs recomendados por Lanas Katia.
Es decir, que en un pispás, me vi rodeada de amigurumis (muñecos de ganchillo), ovillos, washitapes (cintas muy monas), scrapbooking (encuadernación), packaging (empaquetado), parchwork y un montón de cosas más que se llevan haciendo toda la vida pero que ahora está de moda llamarlas en inglés.
Llegados a este punto, vosotros os preguntaréis que por qué os cuento esto, que a vosotros no os importa, pero os lo cuento igual. Pues veréis... ¡Hoy por fin ha llegado mi máquina de coser! Regalo cumple-navideño de Doña Isabel, claro.
Es verdad, no sé usarla, pero también tengo ganas de aprender, igual de cierto. Si en una tarde aprendí a coger hilo y aguja, por muchas ruecas y botones que tenga este bicho, yo, aprendo.
Y, bueno, en realidad también quería aprovechar este post para recordaros que estoy preparando otro blog (estoy ansiosa por abrirlo) en el que iré enseñando todas las cosas que voy haciendo.
Por último, deciros que vosotros también os animéis a hacer cosas con vuestras propias manos, a parte de ocuparlas en los bajos, que es realmente gratificante.
Os dejo, hasta el próximo post!
Desde muy tempranita edad, allá a mis siete u ocho años (que no es que yo me acuerde, que es lo que me dijo mi madre), de ver a doña Isabel elaborar una bufanda para vete a saber tú quien, pues me dio por preguntarle que cómo se hacía aquello. Total, que desde aquel día, todos los años, en cuanto comienza a asomar mínimamente el frío, me da la "fiebre lanera" (y pobre del que esté junto a mí, porque me vuelvo monotemática).
En fin, que este año, para no romper tradiciones, en cuanto noviembre asomó las orejas, Doña Oti se puso como loca a pensar qué hacer con los ovillos sobrantes de años anteriores. en realidad, con mis 22 añitos recién cumplidos (podéis felicitarme, ¿eh?), estaba cansada de perder mi tiempo en bufandas que, o bien no acababa nunca, o bien no me ponía. Así que, de repente, se me encendió la bombilla y recordé que tenía ordenador, y también internet.
Y así fue como terminé llegando a Tejiendo Perú, y de ahí, a Lanas y Ovillos, y después me dio por mirar los blogs recomendados por Lanas Katia.
Es decir, que en un pispás, me vi rodeada de amigurumis (muñecos de ganchillo), ovillos, washitapes (cintas muy monas), scrapbooking (encuadernación), packaging (empaquetado), parchwork y un montón de cosas más que se llevan haciendo toda la vida pero que ahora está de moda llamarlas en inglés.
Llegados a este punto, vosotros os preguntaréis que por qué os cuento esto, que a vosotros no os importa, pero os lo cuento igual. Pues veréis... ¡Hoy por fin ha llegado mi máquina de coser! Regalo cumple-navideño de Doña Isabel, claro.
Ahí que mona ella |
Es verdad, no sé usarla, pero también tengo ganas de aprender, igual de cierto. Si en una tarde aprendí a coger hilo y aguja, por muchas ruecas y botones que tenga este bicho, yo, aprendo.
Y, bueno, en realidad también quería aprovechar este post para recordaros que estoy preparando otro blog (estoy ansiosa por abrirlo) en el que iré enseñando todas las cosas que voy haciendo.
Por último, deciros que vosotros también os animéis a hacer cosas con vuestras propias manos, a parte de ocuparlas en los bajos, que es realmente gratificante.
Os dejo, hasta el próximo post!
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