domingo, 24 de noviembre de 2013

¡Como Graná, no hay ná!

  Mis pequeños bloggeriles, hace poco más de una semana que mi pequeñín cumplió un añito (os puedo decir que sopló las velas del pastel muy animado). Como por aquel día no estaba yo muy por la labor de celebrar nada, ya que, como para todos los aniversarios, me pilla siempre el toro, decidí esperar un poquito, ya que esa misma semana me iba a hacer turismo por mi ciudad. (Para los que os preguntéis que dónde demonios vivo, sólo puedo decir que como Graná no hay ná!). 

  En toco caso, aquel domingo, nos juntamos las mismas tres de siempre (Marién, Melania y servidora) y nos fuimos, como no, a visitar la Alhambra, que para algo los domingos la tenemos gratis ;).  Creo que sobra deciros que fue un día de lo más entretenido, a la par de agotador. Imaginad si no terminé rendida que al final del día terminé confundiendo a una de las palomas del Generalife con uno de los típicos gatos que lo suelen rondar. (Eso sí, no penséis que yo fui la única que soltó lindezas tipo: "Mira, ¡un gato! Ah, no, que es una paloma" que mis dos compañeras también hicieron de las suyas frente a los turistas japoneses).

  En resumidas cuentas, fue un gran día, así que pensé que no estaría de más compartir, y por qué no decir, también presumir, mi ciudad con todos vosotros, ya que por falta de fotografías no será. Bueno, también sé que la Alhambra es el monumento más conocido de Granada, y que la tendréis más que vista (yo que vosotros no me quejaba, que en mis casi 22 años de vida ya le he hecho al menos 18 visitas) pero no os preocupéis, poco a poco os iré trayendo más cositas de esta ciudad. Que aquí no todo se resume a la fortaleza roja.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Me aburrí.



  Últimamente he oído mucho sobre mí que menuda envidia les doy por poder superar los malos tragos en, simplemente, medio día.  A ver, no sé cómo decirlo... No es que supere las cosas en sólo medio día, es solo que me aburro. Me aburro de llorar por algo que no tiene solución. No debería darle envidia a nadie, cuando soy tan sumamente dejada que hasta me acaso de llorar por las desgracias.

  Una mañana me desperté y la realidad me hizo la jugarreta de pegarme una hostia de narices. El caso es que, en un mismo día pasé de estar destrozada por ver que mi supuesto futuro se caía a pedazos a, cuando llegó la tarde, estar pensando en cualquier cosa que podría hacer, buscando cualquier otra vía de escape. Yo misma me implanté la idea de que, tal vez, un cambio de aires me sentase bien. Pero simplemente fue porque me aburrí de estar pensando en lo mismo, y no porque tenga el don de superar las cosas con un chasquido de dedos. Es más, aún cuando pienso detenidamente en lo ocurrido, una pequeña punzadita me atormenta. 

  Siendo sincera, voy a estar toda mi vida arrepintiéndome de lo ocurrido, pero... ¡joder! No puedo estar todos los minutos de un mismo día pensando solamente en una misma cosa. ¡Eso es demasiado aburrido!

  Prefiero esta continua búsqueda. Oye, que es más entretenido. ¿Sabéis la de cosas que he aprendido en sólo una semana?

  Los problemas sólo son problemas si nosotros los vemos como tales.






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