Cada año me pregunto más
si realmente la Navidad es una fecha de felicidad. Y no, no es que lo diga yo,
sólo hay que haber visto las noticias a lo largo de diciembre. Lo ocurrido en
Newton, los suicidios de aquellos que se son desalojados, familias enteras que
duramente consiguen llegar a final de mes, ya ni que decir de celebrar unas
navidades “en condiciones”. Pero bueno, que tampoco es que hayamos necesitado
estar las 24h del día pegados a los informativos para darnos cuenta de cómo van
las cosas. Algunos lo vivimos en casa y otros lo vemos por las calles.
Sin ir más lejos, hace
unos días decidí ir a dar una vuelta por el centro con los amigos. Hacía tiempo
que no iba por aquellos lares de la ciudad (la culpa, de los estudios), pero,
en cierta medida no me sorprendió ver la cantidad de gente que había
arrodillada en el suelo pidiendo una limosna, pero sí que me apenó. A ver, no
soy gilipollas, sé que muchos son timadores, sobre todo cuando los veo hablando
por su Smartphone en una mano mientras con la otra sujetan el vaso de cartón a
la espera de que algún alma estúpida suelte alguna limosna. Sé que de esos hay
unos cuántos, pero también sé que muchos lo hacen realmente porque lo
necesitan. Tampoco me sorprendió el hecho de que pocos fueran los que se
detuviesen a prestarles algo de atención mientras abarrotaban las tiendas. Lo que
sí llegó a tocarme la fibra fue cuando una joven se acercó a uno de ellos
pidiéndole disculpas por no haberle dado nada cuando pasó minutos antes pero es
que tenía prisa, mientras sacaba su monedero. Ahora mismo es cuando me toca
decir una de las frases más martilleadas en ésta época, pero no por ello menos
cierta: gente, aún queda esperanza.
Aun así, reconozcamos que,
por mucho que nos quieran vender (y digo vender, porque en definitiva es en lo que
se ha convertido todo esto, cuanto más tintinee el bolsillo, mejor las pasarás)
unas navidades felices, llenas de comida en la mesa, una mesa abarrotada de
gente, con cantidad de paquetes bajo el árbol, pocos serán los que las puedan
pasar realmente así. Por mi parte, me contento con pasar ese día con la gente a
la que quiero, aunque no pueda ser con todos los que quisiera, aunque sé que esa es otra de
las frases más machacadas en esta Navidad. Pero pensad, que el año que no
podáis celebrarlas con la gente a la que aprecíais, os darán igual todos los
regalos, fiestas, fotos y demás, porque ahí sí que serán unas navidades
realmente vacías.
Sin nada más que añadir,
me despido de vosotros, bloggeriles, deseando que paséis unas fiestas rodeados
de la gente a la que aprecíais, mientras, nosotros nos veremos en la cuesta de
Enero, por lo que también, Feliz Año Nuevo.
Besines!